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PERSEVERANCIA Despu é s de haber vivido sucesivas celebraciones lit ú rgicas, desde Navidad hasta Pentecost é s, como una secuencia de emotivos memoriales capaces de hacernos resurgir momentos de alegr í a, de dolor, de victoria, de gozo, etc … Ahora, iniciamos un periodo denominado “ tiempo ordinario ” . Este t í tulo, poco sugerente, comprende m á s de veinte semanas de cotidianidad y sencillez, a excepci ó n de algunas solemnidades, como la Sant í sima Trinidad, el Cuerpo y Sangre de Cristo, la Asunci ó n y Cristo Rey. Anal ó gicamente puede suceder en el transcurso de la vida espiritual personal. Despu é s de momentos transformadores, de experiencias inolvidables del amor de Dios, de superar situaciones de dolor con la fuerza del Esp í ritu Santo, etc … , llega el “ tiempo ordinario de la vida ” . É ste, a ú n teniendo rasgos rutinarios, desde la peque ñ ez y sencillez diaria nos concede la oportunidad de crecer humana y espiritualmente, como quien, lentamente, paso a paso,