¿A QUÉ DIOS ADORARÁS EL AÑO QUE VIENE?
Amado lector, estamos a punto de entrar
en otro nuevo año. Es un buen momento para reflexionar y examinar nuestro
caminar. ¿Qué objetivos teníamos? ¿Los hemos alcanzado?. Éstos son días de
hermosas proposiciones y promesas. Son momentos de nuevas esperanzas para el
futuro. De hecho, es bueno hacer un alto en el camino y analizarnos para ver si
vamos bien o mal. Aún con todo esto, demasiadas veces los buenos propósitos no
prosperan y van pasando los años con la
misma rutina y monotonía de siempre. Si esta es tu situación te animo a que no
te dejes vencer por la rutina y continúes luchando.
Una de las reflexiones que podemos
hacer es sobre Cuáles son los dioses que gobiernan nuestras vidas. Si, si…
aunque seas cristiano y digas que adoras al único y verdadero Dios, te propongo
este tema. Personalmente me encuentro muy a menudo con personas que faltan a
los grupos, encuentros, asambleas, etc… de oración. Ellos dicen que quieren
seguir a Jesús y comprometerse pero, mil y una cosas siempre se anteponen a la
oración (Puede ocurrir que realmente surjan imprevistos muy importantes que
ocasionalmente impida nuestro compromiso con el Señor. Cada uno lo sabe y Dios
también). Dios es lo primero ante todo. Todos tenemos unas prioridades en esta
vida y, entre estas, Dios merece el primer puesto. Ahora bien, si concedemos
este lugar a otras cosas y desplazamos a Dios, entonces estamos dando a esas cosas
más importancia y por tanto ocupan el lugar de Dios, convirtiéndose en dioses o
ídolos. Todo lo que se anteponga o sustituya a Dios es idolatría.
A veces puede parecer que cuando se
habla de este tema nos estemos refiriendo a cosas del pasado, cuando aquellos
pueblos paganos se fabricaban objetos y estatuas a las cuales daban culto. No
es así, ya que se trata de una realidad de todos los tiempos, la cual no sólo
incluye objetos sino también prioridades, preferencias, predilecciones o
sinónimos parecidos.
El
Señor nos pide radicalidad, aunque esta palabra no esté de moda. Hay que ser
radicales con las verdades de la Biblia y con el lugar que sólo a Dios
corresponde. Si no nos decidimos por tomárnoslo en serio y ser radicales, el
año que viene será igual o peor que este, por muchas buenas intenciones que
tengamos. ¿Cuál será el dios adorarás el año que viene?. Dice san Pablo: «Se
sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y
libertinaje, idolatría y
superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y
discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías, y todos
los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas
cosas no poseerán el Reino de Dios» (Ga 5,20-21). La idolatría está en esta
lista negra de pecados y errores que nos apartan de Dios.
Para poder identificar los falsos dioses y ayudar a aquellos que quieran tomárselo en serio voy a hacer una lista de algunos de estos dioses:
1. Imágenes, estatuas y objetos varios. No es mi deseo entrar en clásicas
polémicas entre católicos y protestantes. Como he mencionado antes se trata de
cosas que sustituyan a Dios. Por tanto cuando una imagen o derivados reciben
más importancia que Dios entonces hay idolatría. No podemos poner una vela a un
santo y olvidarnos de Cristo, como tampoco tantas devociones, novenas, etc… y,
en cambio, no seamos capaces de tener tiempo para adorar a Jesús. Si las
devociones y veneraciones están substituyendo, y no complementando, el culto
que sólo Dios se merece, entonces hay idolatría.
2. La carne. Se trata de satisfacer lo que el cuerpo me pida. Puedo
llamarme cristiano e ir a la Iglesia, pero si cedo constantemente a los deseos
de la carne, anteponiéndolos al compromiso cristiano, estoy también en
idolatría. La permisividad del pecado, rechazando consentidamente los mandamientos
de Dios y sin luchar para ser fieles a la Verdad, supone dar más importancia a
lo que el cuerpo pide que a la voluntad de Dios: idolatría. Ejemplos: A parte
de los pecados relacionados con la carne, tenemos cosas como, “no me apetece”, “prefiero
hacer otra cosa”, “hoy me voy con… al cine”, etc… Cosas que pueden sustituir un
compromiso que teníamos con Dios. Si falto a la iglesia para ir a la playa, al
cine, a jugar o a tomar algo, está claro que Dios no ocupa el lugar que le
corresponde.
3. El dinero. Bien sabido es que muchos han hecho del dinero un
Dios. Cuando esto sucede va acompañado de muchas otras barbaridades,
crueldades, injusticias, abusos… todo para ganar más y más dinero. El amor al
dinero es un mal intra y extra eclesial. Pueden darse casos de cristianos que
utilicen el nombre de Cristo y encuentros cristianos para enriquecerse. El
simple hecho de querer cubrir gastos de asambleas puede convertirse en un márketing
y mercantilismo inadecuado. El tema del dinero es muy peligroso y hay que estar
muy alerta para no dejarse llevar por la tentación de la avaricia. «Porque el amor al dinero es la raíz de toda
clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han
causado muchísimos males» (1 Tim 6,10).
4. El Yo. Frases típicas como: “yo quiero”, “yo digo”, “yo hago”, sin
tener en cuenta lo que Dios quiere, dice o desea que hagamos es muy sospechoso
de idolatría del YO. También cosas como la fama, el querer ser importante,
destacar… Todos tenemos que luchar contra estas cosas cada día. Lo importante
es luchar y reaccionar cuando nuestro yo quiere imponerse.
5. Personalidades, ya sean cristianas o no. Pueden ser cantantes,
futbolistas, políticos, amigos; actuales, del pasado, ficticios, etc… Esto por
lo que respecta al mundo pagano, pero también existe en el cristianismo:
obispos, curas, pastores, predicadores, personas con carismas. Y en la familia:
Padre, madre, hermanos, abuelos, etc… He expuesto todo un repertorio de posibilidades,
pero me interesa, sobretodo la perspectiva cristiana. A veces a un encuentro
asisten más o menos personas según el predicador. A no ser que sea público que
alguien es inadecuado para dirigir encuentros cristianos, en los demás casos,
¿quién atrae a los asistentes, el predicador o Jesús?. Voy a dar un ejemplo
clarísimos de idolatría hacia los líderes cristianos, experimentado y
constatado. Además, quien quiera puede hacer la prueba. Se convoca una
adoración a Dios, con ocasión de una festividad importante, en la iglesia y hay
un número muy pequeño de asistentes. Al poco tiempo se convoca un acto público,
no de culto, presidido por el obispo de turno. La iglesia se llena totalmente. ¿Quién
es más importante Dios o el obispo? Si lo analizamos objetivamente, parece ser
que hay más ganas de quedar bien con el obispo que con Dios. A esto, ¿cómo lo
podemos llamar: falta de formación, idolatría o ambos?. Con esto no digo que no
haya que respetar, acompañar y apoyar a los pastores y responsables cristianos,
pero no debemos convertirlos en ídolos.
6. Cosas buenas como los estudios, aficiones, coleccionismo y deportes
si llegan a controlar nuestra vida y a apartarnos de Dios también serían
considerados ídolos.
7. Por último, cualquier criatura creada, visible o invisible. Todo
aquello que quiera sustituir a Dios es un ídolo o falso dios. Entre estos seres
se encuentra el Diablo que sería llegar al extremo del mal y del error.
Animo a todo
aquel que desee un nuevo año diferente que se analice y pida luz al Espíritu
Santo para que le muestre los ídolos y falsos dioses que existen en su vida.
Una vez identificados échalos de su lugar y pon a Dios en el primer puesto de tus
prioridades. Que Dios te llene de bendiciones y te conceda un año mucho mejor
que el pasado. Oro para que el Señor Todopoderoso, en el nombre de Jesús y por
su Espíritu Santo, obre en ti según tus necesidades.
Comentarios
Publicar un comentario