Misión y Comunión
En la actualidad
conocemos numerosas agrupaciones, asociaciones, organizaciones, etc., que de una
manera u otra mantienen una cierta unidad. La unión existe en el mundo, así
como la desunión. De hecho, unirse para llevar a cabo alguna misión es un arma
poderosa. Si nos paramos a pensar un poco nos daremos cuenta que los poderosos
de este mundo usan todas sus armas para mantener divididos a sus rivales y así
evitar que puedan unirse contra ellos.
Los cristianos
necesitamos estar unidos con Dios y con los hermanos. La unión con Dios va
mucho más allá de lo que podemos entender desde la perspectiva humana de la
palabra unidad (este podría ser el tema de otro día). Hoy deseo
analizar la unión y comunión de las personas cuando deciden hacer algo juntos, especialmente los
cristianos, para llevar a cabo alguna misión.
La unidad entre varias
personas puede ser más o menos perfecta, pero, en todo caso, será siempre
imperfecta si no existe comunión. En mis años de andaduras por la Iglesia he descubierto que, muchas veces,
grupos aparentemente unidos están llenos de rivalidades y divisiones. Y en
ocasiones, colaborando en pequeñas o grandes misiones, nos hemos unido
diferentes personas para trabajar buscando el mismo objetivo. Pero demasiadas
veces me he dado cuenta de que estábamos unidos y a la vez divididos. Es decir,
no existía comunión aunque quisiéramos hacer algo juntos. Estas situaciones
limitan la acción de Dios y, aunque finalmente acaben realizándose los
trabajos, su fruto es mucho menor de lo que podría haber sido con plena
comunión. Menos mal que Dios es tan misericordioso y nos ama tanto que obra
incluso cuando se lo ponemos difícil.
Seguramente
sabemos por experiencia que las divisiones y desavenencias acaban, de un modo u
otro, causando daños, muchas veces irreparables, y rupturas totales de grupos
aparentemente maravillosos. Pero no siempre tiene por qué acabar así. Puede
suceder que, incluso con divisiones, discusiones, rencillas, etc., el grupo se
mantenga y no desaparezca. De la misma manera que existen elementos causantes
de división y ruptura total, también los hay que pueden mantener la cohesión,
incluso en plena tormenta. A continuación haremos una lista de aquellos elementos
que pueden causar rupturas y de otros que pueden mantener la unidad (Quizás el
lector pueda añadir más elementos):
1.
Elementos que pueden causar rupturas
La soberbia, el individualismo, el afán de
dominio, el egoísmo, el autoritarismo, el abuso de poder, el incumplimiento de
compromisos adquiridos, saltarse o cambiar a conveniencia propia las normas
mutuamente pactadas, el secretismo incomprensible, causar heridas emocionales a
los hermanos, la falta de perdón y reconciliación, conflicto de intereses, no
buscar hacer la voluntad de Dios sino la mía y querer manipular a personas para
que apoyen mis ideas, etc...
2. Elementos que pueden mantener la unión
La comunión, el
Amor, la paciencia, el perdón, la oración constante, el saber que es voluntad
de Dios que continúe en ese lugar. Y otras cosas como, el miedo, la necesidad,
las amenazas, la escasez de grupos semejantes cercanos, etc…
¿Puede existir
un grupo unido que sea fuerte, efectivo y poderoso, pero a la vez lleno de
divisiones internas, peleas, discrepancias, maltratos, etc.? Todo depende del
poder que tenga el elemento unificador. El elemento más poderoso es el Amor de
Dios en los hermanos. Pero hay otro cuyo poder también es muy grande, se trata
del miedo. Si pensamos por ejemplo en un ejército, en él no tiene por qué haber
amor; es posible que esté lleno de maltratos y problemas, pero el miedo al
castigo mantiene la unión. Los mismos demonios trabajan unidos contra Dios y
sus hijos, pero no se unen por amistad o compañerismo, ya que en ellos solo
existe el odio más terrible que jamás podamos imaginar, capaz de cualquier
maldad sin medida. Jesús dice en Mc 3,26 que si Satanás está dividido se ha
acabado su reinado. Pero bien sabemos que continúa haciendo de las suyas. Pero
¿Cómo puede mantenerse la unidad en un reino donde solo existe odio inimaginable?
Esto es así porque también existen castigos inimaginables para los
desobedientes, por lo que el miedo a esos castigos es lo que mantiene la
unidad.
Tampoco quiero
adentrarme mucho en esta dimensión del tema. Vamos a volver a los grupos
cristianos o equipos de trabajo, también cristianos. ¿Qué los mantiene unidos:
La comunión, el amor, el perdón, la paciencia, la comprensión, o el miedo? Si
es el miedo con todas sus posibilidades existe un problema importante en ese
grupo, equipo, iglesia, etc. Entre los hijos de Dios lo normal debería ser la
presencia del Amor en todas sus dimensiones, creando unidad.
De la comunión,
el diccionario español dice que se trata de participar en algo que es común.
Cuando decidimos incorporarnos a un grupo, comunidad, asociación, iglesia, etc…
es porque queremos participar de cosas que ese lugar tiene y coinciden con
nuestra visión de la vida, o con la misión a la cual nos sentimos llamados. Por
tanto sería participar de algo común con ese grupo cristiano.
Cuando una
persona empieza a caminar por los caminos de Dios y encuentra un lugar donde se
siente bien, no acostumbra a analizar muchas cosas y simplemente se incorpora.
Pero cuando ya se llevan años de camino, y se han vivido y experimentado muchas
cosas, se es más selectivo. Y es cuando uno se da cuenta que unión sin comunión
es algo imperfecto y limitado en frutos. A veces las situaciones te llevan a
participar en organizaciones de eventos en unión con otras personas, pero
rápidamente te das cuenta de que no hay comunión. Es decir, no participamos
todos de la misma visión de las cosas. Esto, aunque parezca una excepción, es
algo muy frecuente entre los cristianos.
Hermano o
hermana que estás leyendo esto, quiero que sepas que sólo existe un punto de
vista para hacer cosas: el de Dios. Debemos buscar su voluntad en todo, pedir
su opinión antes de tomar decisiones, orar, etc. Si las otras personas no
quieren contar con Dios para tomar decisiones, es imposible la comunión. Y ¡cuidado!,
que a veces usan expresiones como: no hace falta preguntarlo todo a Dios, el
Señor actúa a través de los pastores o responsables cuando estos toman
decisiones, lo que la mayoría quiere es la voluntad de Dios, etc… Mis
respuestas son, siempre que sea posible hay que preguntar todo a Dios. Si no es
posible por fuerza mayor de cualquier índole, Dios lo sabe y no nos pedirá
cuentas si nos equivocamos. Los pastores, responsables de grupos o cualquier
persona pueden comunicar la voluntad de Dios por medio de sus palabras gracias
a los dones que Dios les ha transmitido, pero aun así deben estar dispuestos a
confirmar sus palabras por otros medios y en oración, además de realizar un
seguimiento de sus mandatos para analizar los frutos. Y nunca se puede aceptar
nada que contradiga la Palabra de Dios. Finalmente, el uso de votaciones
debería limitarse a casos en los que se discierna que Dios lo permite para
tomar alguna decisión.
Para que exista
comunión, los integrantes de los grupos o equipos deben ser personas de
oración, que vivan realmente una unión con Dios, y que el Espíritu Santo dirija
sus vidas. Si todos vivimos en Cristo y su Espíritu guía nuestros pasos,
entonces viviremos en comunión porque nuestra perspectiva de las cosas será la
de Dios en todos, de manera que participaremos de la misma visión, y así la
unión tendrá una calidad excepcional, donde dominarán los frutos del Espíritu
Santo y no otras cosas que no vienen de Dios.
De todas formas,
hay que estar dispuesto a amar y a perdonar siempre porque las personas
continuamos siendo pecadoras aunque queramos hacer la voluntad de Dios, pudiendo
hacernos daño unos a otros.
Estimado hermano o hermana, el hecho de unirse, aunque
sea cristianamente, para hacer algo sin comunión con Dios y con los hermanos,
anula o limita los posibles frutos, además de producir discusiones y posibles
heridas sentimentales de difícil curación. Por tanto, vayamos a la fuente de
sabiduría, que es Dios, y preguntémosle qué debemos hacer, y así nos evitaremos muchas
controversias y se producirán mayores frutos espirituales.
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